Por María Alejandra González – Psicóloga y Sexóloga Clínica MP: 41626
Durante mucho tiempo, la masturbación fue rodeada de tabúes, silencios y prejuicios. Se la etiquetó como una práctica pecaminosa, poco saludable, e incluso vergonzante. Sin embargo, hoy sabemos que lejos de ser dañina, es una de las formas más accesibles y poderosas de conectar con nuestro placer, nuestra salud y nuestro bienestar emocional.

Masturbarse no es solo tocarse: es explorarse, descubrirse, darse permiso. Es un acto íntimo que atraviesa todas las etapas de la vida, sin importar género, edad, nacionalidad o contexto social. La mayoría de las personas se ha masturbado alguna vez, aunque no siempre lo exprese abiertamente.
Un hábito saludable para el cuerpo y la mente
Las investigaciones actuales respaldan ampliamente los beneficios de esta práctica. Por ejemplo, estudios del Instituto Kinsey han demostrado que durante la masturbación el cuerpo libera sustancias como la dopamina, vinculada al placer; y la oxitocina, conocida como la hormona del apego y el bienestar. Ambas ayudan a disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés.

¿El resultado? Una sensación de relajación, calma y satisfacción que puede ser tan efectiva como una siesta o una caminata al aire libre. Además, la masturbación puede fortalecer el sistema inmune, reducir el dolor, aliviar tensiones y hasta ayudarnos a conciliar mejor el sueño.
Un espacio de autocuidado
Dedicarse tiempo para el propio placer también es una forma de honrar el cuerpo. Masturbarse promueve el autoconocimiento, nos permite reconocer qué nos gusta, cómo nos gusta, y en qué momentos. Puede ayudarnos a preparar mejor nuestros encuentros con otras personas, o simplemente a disfrutar del vínculo más importante que tenemos: el que sostenemos con nosotrxs mismxs.
Ahora bien, para que la experiencia sea realmente placentera y segura, conviene prestarle atención a ciertos detalles:
- Higiene ante todo: ya sea que uses tus manos o juguetes íntimos, asegurate de que estén limpios.
- Elegí tu momento: no es lo mismo hacerlo apuradx que dedicarte un rato sin interrupciones, sin mirar el reloj.
- Conectá con tus sentidos: podés sumar música, aromas suaves, una luz tenue, aceites o geles íntimos… todo lo que te ayude a sentirte presente.
- Escuchá tu cuerpo: cada persona tiene su propio ritmo, no hay una “forma correcta” de masturbarse. Permitite experimentar.
En definitiva, pensemos en la masturbación como una forma de hacernos el amor. Y como toda experiencia amorosa, merece dedicación, entrega y cuidado.
Como sexóloga clínica y parte del equipo de Lujuria, siempre recomiendo incorporar herramientas que potencien el placer y el autoconocimiento.
Para personas con pene, el uso de un huevito masturbador acompañado de un buen lubricante íntimo puede transformar la experiencia, brindando nuevas sensaciones y ayudando a explorar el ritmo propio.

Y para quienes tienen vulva, un succionador de clítoris y un lubricante de calidad pueden ser aliados maravillosos para conectar con el cuerpo desde el deseo, la curiosidad y el disfrute sin presiones.

Tu placer también se cultiva
En Lujuria, creemos profundamente en el poder transformador del placer consciente. Por eso, acompañamos esta invitación al autocuidado con una selección de productos diseñados para enriquecer tu experiencia: desde juguetes eróticos, lubricantes de primera calidad, aceites sensoriales, hasta velas de masaje o dilatadores terapéuticos. Todo pensado para que tu bienestar íntimo sea completo.
Recordá: el placer también es una forma de honrarnos, de abrazarnos con ternura y de reconocernos merecedores de amor, desde nosotros mismos.

