Maternidad y sexualidad: cuando el deseo también necesita ser cuidado
Hay un mito que todavía pesa sobre quienes maternan: que el deseo se apaga cuando llega un hijo.
Como si ser madre y ser deseante fueran dos realidades que no pueden convivir. Como si el cuerpo que gesta, amamanta o cuida dejara de ser un cuerpo erótico, un cuerpo propio.

Pero no es así.
La sexualidad no desaparece con la maternidad: se transforma. Cambia su ritmo, su forma, sus tiempos… pero sigue ahí, esperando ser escuchada, cuidada y expresada de nuevas maneras.
El cuerpo después de maternar
El cuerpo posparto no solo cambia físicamente: también cambia cómo lo sentimos.
Hay cansancio, nuevas sensaciones, zonas sensibles, quizás cicatrices o miedos.
Y también hay una enorme desconexión social: pareciera que el cuerpo materno solo merece cuidado en función del bebé, pero no como cuerpo de deseo, placer o disfrute.

Reconectarse con una misma puede llevar tiempo, paciencia y, sobre todo, ternura.
No se trata de volver a “ser la de antes”, sino de aprender a amar esta nueva versión del cuerpo que materna, sostiene y también siente.
El deseo no desaparece: se resignifica
La maternidad no elimina el deseo, lo desplaza. A veces cuesta encontrar el espacio mental o físico para sentirlo, y la culpa aparece rápido: “¿cómo voy a pensar en placer si estoy agotada, si mi bebé me necesita, si no tengo tiempo?”.
Pero el deseo es una energía vital. No solo sexual: es lo que nos mueve, nos conecta con lo vivo.
Negarlo o esconderlo también apaga otras partes de nosotras.

Volver a conectar con el deseo no es egoísmo: es autocuidado.
Es recordar que seguimos siendo personas completas, con cuerpo, emociones y placer.
El rol de la pareja y el diálogo sincero
Para quienes comparten la crianza en pareja, la sexualidad también se reconfigura en el vínculo.
La comunicación se vuelve clave: poder hablar del cansancio, de los cambios, de lo que se extraña y de lo que se desea.
El encuentro no siempre tiene que ser igual que antes; puede reinventarse.
A veces el erotismo pasa por gestos cotidianos, por la ternura, por la complicidad.
Y desde ahí, de a poco, puede volver el fuego.

Una sexualidad más real, más libre, más nuestra
En Academia Lujuria creemos que hablar de sexualidad en la maternidad es también hablar de salud, de derechos y de bienestar integral.
Porque el deseo no está en contra del amor maternal, lo enriquece.
Porque un cuerpo cuidado y escuchado es también un cuerpo disponible para amar mejor.
Este espacio nace para acompañar, informar y también abrazar:
a las que se sienten extrañas en su cuerpo, a las que creen que su deseo se perdió, a las que buscan reencontrarse.
La maternidad y el placer no son mundos opuestos: son partes de una misma vida que pide ser vivida con conciencia, ternura y libertad.
Ejercicios y prácticas suaves para reconectar con el placer
Después de maternar, muchas personas sienten que su cuerpo cambió… y que el deseo también.
No es raro sentirse desconectada, sin ganas o incluso insegura. Pero el placer no se pierde: solo necesita un espacio para volver a aparecer.
A continuación te comparto algunas prácticas suaves, respetuosas y amorosas para volver a encontrarte con tu cuerpo, paso a paso.
1. Redescubrir el cuerpo desde el contacto
El primer paso no tiene que ver con lo sexual, sino con reapropiarse del cuerpo.
Tomate unos minutos para explorarlo sin juicios: tocarte, hidratarte, masajear zonas tensas, respirar profundo.
Podés acompañarte con un aceite corporal o un hidratante íntimo (como los que tenemos en Lujuria, seguros para tu cuerpo y sin componentes artificiales).
El contacto consciente libera oxitocina y ayuda a reconectar con la sensibilidad.

2. Ejercitar el suelo pélvico con amor
Durante el embarazo y el parto, el suelo pélvico vive muchos cambios.
Fortalecerlo es clave no solo para la salud física (control urinario, sostén de órganos), sino también para aumentar la sensibilidad y el placer.
Podés comenzar con respiraciones profundas y, cuando tu cuerpo esté listo, incorporar el uso de bolas kegel.
En Lujuria contamos con kits terapéuticos de diferentes pesos y tamaños, ideales para acompañar la recuperación con cuidado profesional.

3. Despertar la sensibilidad con la autoexploración
La autoexploración es una herramienta de autoconocimiento.
Después de la maternidad, puede ser un modo de volver a sentir placer sin presión, sin objetivos, solo curiosidad y presencia.
Podés empezar explorando con tus manos. Los masajeadores de clítoris o succionadores son excelentes aliados para reconectar con la excitación sin sobreestimulación.
Lo importante es escucharte: no hay tiempos ni formas correctas. Solo lo que te haga sentir cómoda y viva.

4. Ritual de placer y descanso
El placer no siempre está ligado al sexo: también vive en el descanso, el autocuidado, el bienestar.
Podés crear un pequeño ritual nocturno: apagar el celular, poner una luz cálida, música suave, unas gotas de aroma que te guste… y respirar.
Si lo sentís, podés sumar una vela o un perfume con tu fragancia favorita.
Es una manera de recordarte que sos más que las rutinas y los cuidados, que tu cuerpo también merece placer, no solo descanso.

5. Volver al encuentro en pareja desde la ternura
Cuando el deseo aparece, no tiene que ser como antes.
Podés empezar desde lo afectivo: caricias, masajes, besos sin expectativas.
La intimidad se reconstruye desde lo emocional y lo físico al mismo tiempo.
Probar juntos un juego de dados erótico o un juguete para usar en pareja puede transformar la conexión y ayudar a volver a disfrutar el encuentro sin presión.
Recordá: no hay “deber ser”
No hay una forma correcta de sentir deseo, ni un tiempo “ideal” para volver a conectar con el placer.
La sexualidad en la maternidad es un camino propio, que puede transitarse con paciencia, ternura y acompañamiento.
Desde Lujuria, creemos que el placer también es una forma de salud.
Por eso creamos herramientas, productos y espacios educativos para que puedas reconectar con vos misma desde el amor.

